Todavía salgo a la calle y hay amigos que me preguntan, “¿Qué bolá, tú sigues todavía en la bobería esa de la música?” y les digo, “sí, asere, todavía,” pero realmente lo que tengo ganas de responderles es que esa bobería —además de ayudarme no solo a mí sino a muchas personas desde el punto de vista emocional— es mi trabajo.
Mi nombre es Rafa Bou Lemus, también conocido como El Individuo. Tengo 34 años y soy rapero, nací y vivo en Cuba. Descubrí el rap a la edad de 9 o 10 años; aunque crecí en el municipio de Diez de Octubre en la periferia de la ciudad de La Habana, estaba cursando mis últimos años de la primaria en una escuela situada en Centro Habana, lugar donde por aquellos tiempos se hizo muy famoso un grupo de rap cubano llamado SBS. Escuchar las rimas de este grupo despertó en mí una curiosidad muy grande por conocer más sobre ese género y así fue como llegué a la música de Amenaza, Doble Filo, y Obsesión, entre otros grupos que tuvieron una fuerte influencia dentro de mi vida desde el punto de vista espiritual.
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No sabría cómo explicarles con detalles cuál era exactamente la sensación que causaba en mí la música que hacían, solo sé que era tan placentera que me hacía soñar con descubrir cómo yo podía devolver ese sentimiento, qué se sentiría si fuera yo el que causara eso en las personas.
Empecé a preguntarme ¿Qué es rap? y ¿Por qué quiero ser rapero? Por supuesto estas dudas fueron los temas de muchos de los trabajos investigativos que hice durante mi etapa de estudiante universitario, con el objetivo de conocer cada vez más sobre el tema. Estaba en segundo año de la universidad en la carrera de Comunicación Social cuando mis padres me regalaron mi primera computadora, y en lo primero que pensé fue, ya tengo lo que necesito para hacer mi música.
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Luego de muchos intentos de proyectos que traté de crear durante esa etapa de adolescente, a los 18 o 19 años comencé a dar mis pasos más firmes con un proyecto que creé, llamado Con100cia. De alguna forma ya me estaba dando a conocer dentro de la escena en Cuba y sentía que estábamos teniendo una voz.
En Cuba la industria de la música funciona de una manera donde existen muy pocas oportunidades para artistas del género del rap a la hora de interactuar en un mercado internacional, así como para hacer dinero nacionalmente.
Con100cia fue mi primer grupo, éramos tres raperos cuando aquello, cuyo objetivo era hacer un rap puramente consciente, teníamos como fin preocuparnos más por el discurso y por el mensaje que queríamos dar, que por la música. La idea era mediante nuestras letras aconsejar al oyente, teniendo en cuenta que no éramos dueños de la verdad absoluta, o sea apoyándonos en la poca experiencia que teníamos, dar mensajes de fe y esperanza sobre nuestra vida como jóvenes, contando historias personales, sobre una música bastante sencilla para que el oyente no perdiera el enfoque en lo que le queríamos decir.
En Cuba la industria de la música funciona de una manera donde existen muy pocas oportunidades para artistas del género del rap a la hora de interactuar en un mercado internacional, así como para hacer dinero nacionalmente. Nuestra escena aunque en los noventa tenía muchísima fuerza al punto de llenar plazas, ya hoy ha quedado dividida en pequeñas células que funcionan una independiente de la otra, células que están regadas por todo el país, pero hay muy poco público. La mayoría de los conciertos son completamente underground, con los recursos de los mismos artistas, hay muy poco apoyo de las instituciones.
El rap que se hace en la isla tiene mucho respeto globalmente y ha sido de mucha influencia en países dentro de América Latina, por eso mi pregunta siempre fue, ¿Por qué si tenemos ese tesoro dentro de nuestro país no estamos formando parte de ese explote que ha dado el rap en los últimos años dentro del área hispanohablante?
Creo que había algo dentro de mí y de muchos otros de la escena que sin querer siempre nos acompañaba, y eran esos deseos de hacer música. Lo que escribía ya estaba teniendo algún efecto en las personas que me escuchaban y ese era como el impulso para entre el va y viene de mi vida, entre trabajos que no me gustaban y discusiones dentro de mi hogar porque no me entendían, seguir luchando por ese sueño. Hasta que un milagroso día llegó a mi vida un proyecto con el que sentí que era mi oportunidad, llamado Afrorazones.
¿Por qué si tenemos ese tesoro dentro de nuestro país no estamos formando parte de ese explote que ha dado el rap en los últimos años dentro del área hispanohablante?
La idea de Afrorazones, además de hacer un disco cuyo tema era precisamente la afrodescendencia en Cuba, también tenía como objetivo la realización de talleres para traer algunos conocimientos que nos faltaban, fuera de lo que es la música como tal. Vinieron a Cuba algunos funcionarios de la industria musical de Estados Unidos a explicarnos muchas cosas de las cuales no teníamos ni la más mínima idea, conocimientos que a su vez íbamos poniendo en práctica a medida que iba avanzando el proyecto, era como empezar de nuevo, como darse cuenta que todo lo que estábamos haciendo hasta el momento tenía calidad, pero ignorábamos algunos pasos que eran fundamentales, como por ejemplo conocer la diferencia entre un disco y un EP, cómo lanzar nuestro trabajo en las plataformas, cómo firmar un contrato, cómo trabajar en las redes sociales y hacerlas útiles para con nuestra música, entre muchas otras cosas.
La influencia del mercado y de la cultura como tal son muy importantes para dirigir el futuro de nuestra escena, en Cuba estos dos elementos y su trabajo al unísono, no se ven representados en las organizaciones. De alguna manera nosotros desde nuestro proyecto hemos podido fortalecer la escena desde el punto de vista de mercado, lo que me ha permitido exportar mi música de forma global.
Gracias a esto hoy ya puedo decir que soy El Individuo, un rapero cubano reconocido por un público tanto nacional como internacional, que ha tenido la oportunidad de girar por varios países con su música, que ha sido mencionado en algunas de las revistas más importantes del género a nivel mundial, como Billboard Magazine y Vibe, un rapero que poco a poco ha ido encontrando un público que se identifica con su trabajo, y que se siente bendecido con cada cosa que hace hoy con su música así como con el equipo de trabajo con el que cuenta.
Por eso cada vez que me preguntan hoy en día si todavía sigo en la bobería esa de la música, les respondo que sí, tranquilamente.
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